Que no pienso pedir perdón a las paredes ( è uguale, non ricordo la via)

Me discapacito del control y ale, que sea lo que Dios quiera.
Me sabe mal, pero yo no vi las mariposas, yo me fui de birras tras la insinuación de la serpiente.

Y yo te buscaba y te buscaba. Y yo te buscaba en esta selva rizada. 

Las primeras caricias fueron verticales
Tan rectas como el Corso.

Molestan los pasos de cebra, los monosílabos y hasta las intenciones. 

(Con golpe seco, con lengua intensa).
Molesta la ropa y hasta la esquina.
(la rabia de los amantes que se quedan sin mandíbulas)
Jadeando sobre los tabiques 

de rincones húmedos.
Sobre lechos de persianas metálicas.
De cunetas.

Sobre planos de triángulos escalenos. 

Arrastramos por las paredes naranjas las ansias de ser cuerpo.
Todos los zaguanes quieren ser cuerpo.
Todos los transeúntes quieren ser cuerpo.
Hasta que las mismas paredes se vuelven cuerpo. 

Cogida  del rabo de la serpe.

Colecciono Momentos, Belleza. Momentos.
Sanpietrini.
La Belleza de la boca y de la piedra. 
Policromía urbavisceral.
Derrámate todo en mi argamasa, en la suavidad de mi cornisa. 

Lléname de estuco.

En la noche más urgente, de esas en las que repiquetean las gotitas de agua en el parabrisas del coche como en un festival afrodisíaco de percusionistas.

Me siento todas las cosas duras; todos mis adoquines.

En ese preciso momento estuviste con una doble de mí misma que se escondía tras el palo, atraída por el escozor obsceno de las cremalleras. Por el roce furtivo de un pantalón. Por el vano y la lechada.

Muchos momentos de la vida exigen que nos convirtamos en seres innobles para poder disfrutarlos. Comernos la carne, como en un domingo de comunión.  Animar los muros. Crucificarnos.
Coleccionar ángulos de 90 grados.

A mi tu sexo me sabe a naranja ácida, tibia. Intenso en la garganta. 

A yeso.
A ladrillo. 
A rodapié.

Voy a lamerte la noche cual animal salvaje. Y no pienso pedir perdón a las paredes

* Alle 9
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