domingo, 13 de abril de 2008

No volveré a descolgarte el teléfono, creo -Talking in the rain. Cuando cierro la puerta y visto de cuero- (Via della Fretta, quando piove)



Magia de voces y luces. La magia siempre está presente en todas las ideas de perpetuación y en todos los tics y en cada uno de los vasos llenos, cuando hace calor. La Magia del Amor, en el sentido más macabro y penetrante. 
Magia de lenguas y manos imaginadas saliendo de debajo de los bordillos sobre los que me siento para hablar contigo, mojándome con su lluvia. Son miles, y las miles acarician cada centímetro de tu cuerpo en mitad de la calle y sin hacer ruido. Todas a la vez. La lluvia. Respiras y te haces la fuerte apretando las piernas y mirando alrededor como si las personas que pasan frente a ti y me preguntan qué hacemos allá solos con la que cae, no importasen nada. Y los apartas porque en ese momento no son la intimidad que buscas. Porque son manos húmedas y a ti las gotitas de lluvia te resbalan por los labios y te despeinan. 
Te ahogan las manos, las salpicaduras. Pero no protestas porque sufrirías si ofendieses a cualquier dios de los aguaceros, por si acaso. 
Una de ellas, la que tiene más experiencia, te aparta el cabello con la ternura del que sabe que si se gana a la dulzura, hará que se estremezca en su turno. La espero con la cabeza ladeada. El resto, las más salvajes, salen de las baldosas dibujando flores heráldicas y lamen y soban tu cuello, tu cuerpo, se cuelan entre tus ropas negras y con tanto sigilo, dejan a flor de piel tu existencia más decrépita, fuerte y arrolladora, casi sin desvestirte. Y un tranquila te hace reincorporarte a tu espalda, apoyarte en la pared y pronunciar un sí silencioso que no altere la paz de esa calle de tormenta. Y es entonces cuando el experto techo acaricia tu soledad con su voz agitada, para hacerla más llevadera, y te avisa de que quiere ser el único que pueda mantenerte a salvo. Y te escondes en el abrazo porque te ha convencido y es evidente que valdrá la pena. 
Es tu turno, y no lo lamentas porque vistes de cuero, las lenguas hábiles han silenciado los gruñidos de tu brazo y necesitas apoyar la frente sobre cualquier superficie vertical. Y sin más frialdades, se deshace la dama de hielo que has decidido representar esta noche cuando se encienden las farolas y devuelves a la barra el beso del cubata.

Soy gilipollas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

DIMMI TUTTO: Este es el agujerito desde el cual vuestras palabritas llegan y se quedan en el blog. Usadlo con sinceridad, sed creativos y respetad.

* Los mensajes irrespetuosos u obscenos serán eliminados .