domingo, 16 de julio de 2023

El lobo feroz y la hostalera (Cancioncilla Veloz). Dal wordpress, dalla magia delle birre che cadono sui petti degli sconosciuti provocando una meravigliosa reazione a catena






Asalta la casualidad y la muy puta le sonroja
en la primeras noches de cervezas sueltas.
Sin saber de sus existencias.
Sin ni siquiera haber escuchado jamás el rechinar de unas rodillas
cuando se rozan al sentarse juntitas en la escalera de una fuente.
El jodido azar que enternece el alma de cualquier manera.
.
Remienda el estruendo desempolvándole del hastío
las gotitas nuevas que bailan rock and roll sobre su pecho.
Bailando, me paso el día bailando. -Lo que sea-.
Y la  novicia, dicharachera y despreocupada,
se desprende así de la culpabilidad y de la vergüenza.
.
No creía ya en cuentos cuando vio por el rabillo del ojo al lobo feroz
(al hombre escuálido que parecía estar construido de estacas de roble)
que custodiaba el muro de las lamentaciones,
más a la izquierda que a la derecha.
.
Todo por vestirse de rojo y reírse de las risas que
-y solo a veces- provocan la embriaguez y la geografía.
Él miraba, y ya no sabía desde qué ángulo miraba
a la nueva tabernera que, dejándose seducir por los hombres dispuestos,
le sirvió la lluvia destilada, contoneando las caderas.
.
Come ti chiami no es una buena manera para inaugurar un prólogo.
No eres tú el chico de los pantalones Wrangler ni yo la gitana hechicera.
– No me mires irado, desconocido, que soy la recién llegada
que va a hacerte crecer con el licor de sus botellas.
.
Viajera –le dice-.
Y así compartieron la benevolencia de una pared
sobre la que él apoyaba su existencia en el mundo
y las trescientas dudas
sobre dónde coño está el verdadero sabor de la tierra.
.
Y ni siquiera le pidió razones
cuando esa Cenicienta le limpió pizpireta
los restos del jolgorio y decoró con chan chan la algarabía.
La miró de arriba abajo y le guiñó un ojo.
El lobo feroz contaba los rizos de su nueva presa.
.
Escondió las garras en los bolsillos –avergonzado de su placer-.
Porque la recién llegada no entiende todavía de plegarias
ni pide perdón con gesto de beata cuando camina con paso vigoroso
contenido en unos pantalones muy estrechos.
.
La novedad impregna los cigarros españoles
y rechinan las baldosas cuando se apagan con el pie las colillas.
Se le agrietan los vítreos con el vibrar del cortile
a cada uno de sus pasos mediterráneos.
.
Cuando quieras te tiro por encima otra copa –responde ella-
Pensando para sus adentros a cuántas personas habrá unido su torpeza.
En las pupilas perplejas del que asiente -sin entender nada-
se reflejan la silueta de los amantes, de la sed impredecible y la gracia de la hostelera.
.
Y rieron, quién sabe por qué,
con una de esas risas literarias que -según dicen-
exacerban los destinos de los solteros.
.
Con una sonrisa pequeña y la melena empapada,
la pizpireta doncella de cabellera florida
le tiró un besito adorable
y, de puntillas, se perdió entre el gentío.
.
– Quando ti rivedrò, mora mia?
.
En cualquier calle de la ciudad se contienen, muy apretujaditas,
las anécdotas de cien mil transeúntes. Escribió en
un papel su número
y prometió,
sincero, que la llamaría.




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