domingo, 14 de octubre de 2007

Corre Abril y busca candidatos mientras huyo (Dove sia, oggi non c'è strada perché lui è universale)


Si Abril me escogiese entre sus candidatos...
Octubre me convenció. Sr. Invierno abrió su gabardina de ensueños y me hizo una cama de violetas sobre sus pies para que no me destrozase las rodillas cuando ante él me arrodillo a orar -o eso quiero hacer creer a las abuelitas y a los pudorosos-. Y yo me escondí en su cuerpo ya templado con agrado, y pasaba las horas muertas leyendo el periódico sentada en sus hombros, abrigada. O bebiendo café con canela cada mañana, con mi pijama de boxeo, balanceándome en sus pies, calentando mis músculos para correr juntos por nuestras montañas de piel y caminos.
Marzo, al contrario, me mordió muy fuerte en las partes de mi cuerpo que siempre escondo, en mi mente, en mis sueños y me lastimó los codos. Y por ello el rojo otoñal se volvió amarillo estival, y el azul de sus ojos se convirtió en pardo misterioso.

Si Abril me escogiese entre sus candidatos...

Los pajaritos del parque cantan baladas metálicas al verme, son Masters. Y mientras sigo corriendo me persiguen los puñales de acero que contienen mil hechizos. Aprieto la marcha, mis piernas son más fuertes que ellos y, como siempre, logro despistarles saltando por los barrancos. Soy rápida, Octubre me hizo rápida. Nunca se olvidan a los buenos profesores y conozco las técnicas de camuflaje. Forrest Gump también corría. Supongo, que como yo, también huía. Y aprendí la lección: hoy soy más fuerte que la tentación y así puedo esquivarla. Ya puedo evitar a los perdigones, a los gatos con botas y a las tormentas.

Si Abril me escogiese entre sus candidatos...

Nuevos brotes me ofrece Abril para encandilarme; quizá su belleza sea eterna, quizá desaparezca pasado mañana cuando me conciencie de que aún le sigo queriendo. Nanas de guitarras eléctricas y bajos y trompetas me embriagan cada noche. Y suspiro, sin saber si de cansancio tras la competición de aquella mañana o de gozo olvidado. Quizá me haga falta recordar que quise a Febrero como también quise a Abril para darme cuenta de que el tiempo ha borrado el recuerdo, descubriéndole entre mis sensaciones que aparecen de forma espontánea y lenta -porque yo estoy convencida de que corriendo le dejaré atrás- o en los detalles que pocas veces descifro entre sus letras aunque haya leído sus memorias miles de veces -libros de placer, amor y masoquismo, libros tristes que hoy en día me resultan vacíos y no me consuelan-.

Si abril me escogiese entre sus candidatos...

Lloras lágrimas tan transparentes que ya ni se ven. No puedo dejar de pensar en si realmente las lloras. Encuentro tu silencio y me habitúo a él, no lo discuto. Porque la cicatriz que luzco en el dedo con el que te señalé ya se ha curado y ha dejado de doler. Desde entonces cambié mis hábitos... dejé de pedir permiso para tirarme directamente al cuello, así es más fácil y más rápido. Y tras darme el atracón de carne me tumbo al sol de la Estepa hasta que vuelva a picarme el gusanillo. Dame cinco minutillos y vuelvo.


Son extrañas las largas noches de invierno cuando duermes con las piernas de Octubre entrecruzadas con las tuyas... siempre acabas recordando a Abril y te sobra pelo. No es cierto que las haya olvidado, y me ilusiono y sonrío entre las mantas cuando Febrero me pide calor y me explica historias y cuentos de nuestras infancias para que siempre le tenga presente en la que representa que es la madurez, en el Abril imperecedero que todos guardamos en el cajón de los calcetines para ponérnoslo cuando nos sentimos nostálgicos, ausentes o tiernos...

Me inspiras confianza Abril, e inspiras mis horas de espera y las de otros. No tienes brazos ni rostro, no tienes figura. Estremeces al blanco. Y éste desespera y se lastima y sangra. Y en la fusión de colores se creó el rosa, donde el amor se posa. Y nos convertimos en tus esclavos. Soy blanca, me he estremecido y me han lastimado. Mi piel es rosa y desprendo amor, ese que jamás me ha abandonado. Y ya no me siento asesina, y regalo mi arma a un mercenario como donación espiritual entre colegas. Soy una desgraciada y sonrío porque es cierto que le amo, como amé a Octubre, a Febrero, y a ti. Y me siento en la cima de la satisfacción cuando te pienso porque estoy enamorada.

3 comentarios:

  1. Hola Yèssica. Vuelvo a estar aquí. Gracias por las respuestas del otro día. Y ya no me gustan tanto las orquídeas. Te doy la razón. A mí también me encantaría vivir en las copas de los árboles. Y soy de los que pienso que, por mucho que se corra, hay cosas que nunca se dejan atrás. Un saludo.


    vivo en las copas de los árboles

    CORRER

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  2. Ti ho trovato... Dimmi dimmi dimmi per dove corrono questi piedi!!! Per quale terre?

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  3. Me ha encantado la frase del cielo. Es verdad, todos estamos debajo del mismo. Anima saberlo. Y comparto lo de la tierra y el agua. A mí correr no me gusta. Lo he probado, pero me cargo rápidamente. Y no de piernas... psicológicamente. Me pasa el tiempo muy lentamente, me pregunto hacia dónde voy. No sé.

    Y es verdad, hay que llegar a acuerdos con los problemas, corriendo nunca se dejan atras. Lo de la bici me va más, por cierto. Pero tampoco soy un Induráin. Hasta la próxima Yèssica.

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