Te toca. Me toca (Cortile di Via Intimità, numero 18)

Atracaríamos un banco, incendiaríamos el ayuntamiento. Pero haríamos algo, lo que fuese (las catalanas no tenemos pezones sino pináculos)

Para verte con pernotazione confirmada y desayuno incluido, incluyendo sesión de vodevil si ese día fuese lunes. 

No creo que me vaya a sentir nunca incómoda viviendo en tus sueños más sucios pero la verdad, es más fácil vivir entre jueves rápidos. 

Tengo prisa. Ahora no, que tengo prisa. Mi dispiace, ma sono in fretta. Prisa prisa prisa. Aprisa. Más deprisa. 

Cuando parece que estemos obligados a evolucionar. Como si sólo hubieses venido a disfrutar del jardín y no de la trastienda a la que te llevaría 3 veces por semana. Para qué sé yo, comer raviolli de lata o escuchar cante jondo sin bragas. O explicarme 18 cosas extrañas porque te gusta ese número. Para nada. Para querernos o explicarnos. Me aterroriza tu necesidad de perder el tiempo. 

Pareceré una desalmada cuando te confiese que deseo tu brazo erguido, tu sexo erguido, que se te yerga hasta la voz. Que existen los que prefieren pasear cogidos de la mano por la vida y los que prefieren cogerse de los cuerpos. 

Jugaremos al juego de la oca, y de oca en oca, nos veremos cuando toca.
Te toca. Me toca. Va, corre! Que nos toca! 

(Te juro que no te pediré bizcochitos para desayunar ni matrimonio)