domingo, 24 de septiembre de 2023

A cuerpos mundanos y nuestros ( Come chi finisce la sera con qualcuno che hai appena conosciuto in discoteca nel 2023)

                                                        
Me abrazas y me rodeas entera con tus raíces más viejas al decirme Hola.

En tu voz, siempre desde tu voz, desde el carraspeo en la garganta porque de los nervios la tienes seca. Desde ahí, desde la palabrita pronunciada, esparces las esporas con las de repueblas de frenesí mi tierra esponjosa.

Tu boca, cavidad deliciosa, armario de texturas que son de carne sanguinolenta. En esa boca reposan los lares y los cuervos. Mi aliento. En esa boca está todo lo que me sacia.

En tu cuello me recreo. En la naturalidad de lamer con devoción cualquier templo.

Sueño tus manos ásperas, el choque de dientes, la sed del después de 5 o 6 horas de dale que te pego. El roce de la punta de mi lengua con tu lengua; el aliento que hierve sobre el seno, mi sexo que exhorta ser apaciguado por todos los síes de tu idioma.

Tu cuerpo es un compendio de todas las ciudades que conozco con la boca llena. En la parte más céntrica de esta urbe, me sacio de su libidinosidad y de su tráfico. De ti, de mi, de sus fuentes y de las ventanas entreabiertas. 

...

Conseguiremos que los demás nos miren con asco. Como se mira a los exhibicionistas o como a dos enfermos.

... 

Yo prefiero hacerme un favor a hacerme clecas, meterme en follones auto emocionales, bajar el listón, largarme, pelearme conmigo misma por haberme dejado llevar por la ilusión. No puedo disimular cómo de perraca me pongo cuando me chuleas. Cómo me desilusionas. 

Si era evidente que yo ya me habría abalanzado sobre ti en la segunda copa. Antes, creo que al llegar al bar. En realidad, de camino hacia el bar. Puede que durante el abrazo al saludarnos. Bueno, vale, justo cuando bajaste excitadísimo del tram. 

Reinventar la norma, el desgarro de la carne y del amor. Tu piel de antaño sigue siendo suave, quiere ser adorada otra vez. 

Pero elije tú cuál de los polvos nocturnos prefieres. Decídete entre mi círculo o la raya. 

...

Todos los caminos de Roma nos llevan a una cama de Monti.

A las raíces nuevas que buscan lugares seguros a los que agarrarse.

Y yo creo que entramos ya desnudos en esa habitación (en esa habitación y en ese cuerpo también está todo lo que me hace falta)

y tú aún me molas demasiado.

...

Algo espeso me inunda la garganta. 

Oigo tu goteo sutil, el gemido lúbrico de todas tus larvas.

Te bebo gato callejero. Te bebo incitación. Te bebo como a una palabra malsonante. Te bebo apóstrofe y adorado.     

Quiero tu cuerpo inflamado, lo quiero rabioso y muy fuerte. Lo quiero ya.

Me devuelves los rizos con cada empujón. Devuélveme también la vergüenza. La pelle di pecora. Devuélveme otra vez a los 40. 

...

Cuándo siento no haberte podido verte así desde entonces, no habernos remeneado aún los olores básicos y ni haber acabado antes apestando a cuerpos mundanos y nuestros!

Otra columna. Me señalas. Qué más da si soy más mujer, si me comporto como la más dócil de los dos, si somos 2 o 3. Qué más da si soy amante o amada, si la fácil o si me faltas al respeto metiéndote perico. Da igual si nunca te he deseado tanto como ahora.

Si yo sólo soy la extranjera loca que a veces escribe, miente sobre ti o te imagina. La que podría ser mucho más feliz viéndote a escondidas. La excesiva. La dulce. La importante. Esa descarada que edifica veladas inolvidables sobre tu cuerpo como en un andamio efímero y siempre se marcha.

...

Respeta mi imaginación como yo respeto tu verborrea. Y mira que me esfuerzo en ser suave, eh? pero es que siento tanta piel que me vengo arriba y que sea lo que Dios quiera de este vicio de carne que constantemente pide juerga. No puedo ser tan medida con alguien que se desnuda yendo ya puesto.

...

Híncame tus números romanos, tantos como me quepan en el cuerpo. Todas las capitales delle targhe stradale de Cavour. Amordázame con los cables de la Alta Tensión de Via Liberiana. 

Yo que quería besarte y besarte hasta reventarte el cinturón, hasta arrancarte el bolsillo del culo del vaquero o dejarte sin cremallera; que llegué convencida de que te acariciaría las liebres que corretean por tu torso haciéndose las tiernas; que pretendía amarte con la dulzura de los labios de todos los cuerpos que cupiesen en nuestra noche esperada y hasta las conjugaciones planetarias; tirarme a la piscina de los decenios vacíos de mandíbulas apretadas sin desperdiciar ni un año ni un miedo;  te besaré esta noche a lo guarro y con el desapego de quien besa a cualquier ligue de discoteca. 

Sicalíptico y tierno, obscena y manejable. Cachondísimos y ansiosos. Barriobajeros.

Pero sí, un poco como si aún no fuéramos del todo colegas.

Joder, y te quiero.  

...

Déjame, por lo menos, despojarte el pecho del repicar de los tambores de guerra etruscos y que haga lo que pueda con tus hojas secas. Déjame que te quite los restos de farla con mis besos.

Y es que es evidente que mi noche sigue siendo de tu talla, de tu mismo calor, que tu musculatura es tan fuerte como la fuerza de mis veladas. Que resistimos de la misma manera le ore piccole. Con la misma lujuria en las piernas y en el sarro o la misma ansiedad de consumirnos desde muy muy profundo, tantas veces como resistamos.

...   

Qué pena que tus ansias fuesen más químicas y más histéricas que mis instintos generosos. Qué puta pena. 

Lo que más te jode de mi -y a la vez es lo que más disfrutas- es que deseo que me ames de la forma más desesperada sin tener que ir contigo a cenar, presentarme a los colegas o alargar un romance yendo al cine. 

Sé que una de las cosas que te ponen más de mi -y que a la vez, entristece- es que cualquier día puedo desaparecer sin dejar rastro. 

...

En tu eterna ciudad, todo empieza a desmadrarse tras el segundo lingotazo. Cuando sin querer te rozan un seno y se abre la veda. 

Si me largo del bar y mi ausencia te destruye algo que ni tú sabes explicar pero que te acojona. 


Vas a pensar mucho en mi desde ayer.

Vas a pensar en mi incluso mucho después de mi. 

Incluso cuando vayas tan puesto que ni recuerdes mi nombre.

Cada vez que pases por esa acera. 

Vas a extrañar siempre la pureza con la que mi libido te esperó, intacta e inmarcesible en mis dedos, desde hace tantos textos


---> As Edgar Allan Poe said: "A Dream within a dream?"

en castellanoen català e pure in italiano.



2 comentarios:

  1. "...inmarcesible en mis dedos, desde hace tantos textos".
    Serás bonita siempre, malparida.

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