Camino buscando un por qué y un per che cosa, una explicación que me de las respuestas al por qué yo no le veo diferente porque no lo es, la llave que abra mi puerta, el escondite y su pausa.
Días de invierno, con un minúsculo rayo de sol al frente al que sigo sin pensármelo. Se abre la veda. Reflexiono y me lanzo, soy curiosa. Nada puede ser tan terriblemente malo, no?. Camino soñando.
Camino recordando. A veces lloro. Hoy sonrío exultante, destapo mi pecho y les enseño a todas las tormentas que no me asustan sus truenos. Le abrazo y me fumo un cigarro, descansando, sobre su imperio. Porque caminando jamás olvido un camino. Y por mucho que me resista, estoy tan afuera como adentro.
Camino calmada, no tengo prisa. Anotando en una lista todo lo que tuve, todo lo que desapareció y todo lo que últimamente está apareciendo. Me dejo intimidar por Pasquino y por Dióscuros, saludo a Giordano Bruno con reverencias y a la Devessa le tiro un beso. Y les meto a todos en la maleta para sentirnos muy juntitos cuando viajo en avión. Camino con los puños apretados porque estas cosas y estas dudas siempre me han dado mucha rabbia. Un beso? Un nombre? Un lugar? Son imborrables: de aquí -que ya no se donde es porque mis pasos son más rápidos que mi agenda-, de allí -en qué punto estoy para hacer esta afirmación?-, de todos los lugares - con emoción-. Pasitos que desordenan, polvorientos, la confusión del mundo y de una misma persona. La despedida y el Bienvenido, constantemente. No quiero que te vayas.
A veces río, a veces lo comprendo. Incluso me siento feliz y se que lo he conseguido. Y es difícil, lo reconozco. Porque camino hasta al anochecer y en él me acurruco mientras me mece o me rasca la espalda la mano, la noche. Por las ciudades más antiguas. Por cuerpos -uno- que también son de noche. Por los instintos más puros.
Y camino cansada, exhausta tras ese esfuerzo violento y tierno. Echando de menos un paisaje cinco minutos después. Y vuelvo.
Tendré que aprender a vivir en este aquí te pillo aquí te mato.
Es duro, pero no me detengo.
Hasta dónde? Hasta cuándo? Eso sólo lo sabes tú, Yessica. Me gusta eso de ser 'universal'. Yo también me siento así. Y odio a las personas oscuras, expliquen lo que expliquen. Y para buena oradora, tú. No hay otra mejor.
ResponderEliminar