sábado, 21 de junio de 2008

Hay niñas que se visten de rosa -y las que no, por lo visto, somos gilipollas- (Cercando nel cassetto de la biancheria intima, senza sapere per chè)



Miro el techo. Alguna canción francesa. Me acaricio los pies intentando entender por qué la jodida niña de mis vecinos de arriba se ríe de esa manera. 
La odio. Viste de rosa. 
Las niñas que se visten de rosa y juegan a ser princesitas son tontas. Y las que esperan, como yo, gilipollas. 
Si te miro ardes, si me tocas te quemo. Guardemos las distancias, me he quedado sin gomas de nata para borrar tantas frases. Los insultos los dejo, mañana te los enviaré por correo. Hijodeputa es el que más le gusta. Debe ser el influjo del rojo, que me hace más violenta. . A veces me pasa, tantas veces que he desarrollado una capacidad especial para pronunciar las P y las hago muy fuertes. Me gustan los colores fuertes. No, mentira, no soporto el Bitter Kas por ser "de ese" rojo ni la lana. Pero cuando te apetezca te unto con mostaza y te dibujo varicelas con la punta de la lengua. 
Y si te mira, pues ardes. 
Es el problema de los que fuimos criados en el ateismo: las bragas blancas no son símbolo de virginidad. Por eso preferimos las playas nudistas y el ron, será por eso. 
Había otras niñas que llevaban a los personajes de los dibus en las braguitas. Esas eran especialmente idiotas. Y leían Super Pop y se pintaban las uñas. Esas aún no han crecido y siguen creyendo en príncipes azules. Eran las niñas obsesivas que perseguían a los guapos y los guapos decían que eran las más molonas. Porque los guapos escuchaban canciones de Chimo Bayo sin saber qué significaba la palabra éxtasis, se sentían chicos New Kids on the block y fardaban con los amigos si daban un beso a la más tetona. Hoy en día he descubierto que esas niñas son las más conservadoras, las que decoran su casa con muebles de mimbre y se casaron vírgenes. 
Por las noches nos emborrachábamos, entonces. Y nos dábamos besitos en la estación. Y hasta un día me pidió que durmiésemos desnudos y abrazados y fue realmente precioso. Debe ser que la adolescencia era eso, y que viví esas situaciones porque yo llevaba braguitas negras y no sujetador porque en esos años no tenía tetas. 
Jugaba a pintar, me gustaban los chicos que hacían campana, miraba a los ojos si me hablaban y si me gustaba, me ponía roja. Dicen que el ímpetu no se pierde. Porque me gustan las birras italianas, los sujetadores negros y los chicles de fresa. 
Hay niñas que se visten de verde. Esas son tontas a medias. Yo a veces uso ropa interior verde. Soy el mismito ejemplo de que hay gente a la que intelectualmente le falta algo.
Al revés: cuando me miras y ardo y si te toco, me quemo. Sí, lo soy, a medias. Lo siento, y tanto que lo siento. Claro que me halaga, pero me hace sentir un poco Gilipollas. No soy de ese tipo de chicas que deseen hacer quedar bien a nadie ni aunque fuese la mujer ideal para presentar en casa. Digo tacos, fumo demasiado y pierdo el móvil intermitentemente. Y mi ropa interior, desde peque, nunca ha sido rosa ni verde.
Yo de peque me vestía de azul y de negro. Me gustaba un chico que siempre llevaba un calcetín de cada color. Y a la hora del patio paraba permanentemente en las gomas para escribir poemas con él y estar tranquila. Yo desde pequeña soy un desastre. Luego crecí y 18 años después le dije que me había gustado. Cuando abandoné el azul por el negro, me compré un telescopio, le pedí el teléfono y empecé a coleccionar pestillos.
Y es que mi existencia no puede resumirse a una palabra o dos o quizá a una frase entera. No me sale de los cojones resumirme. No pienso ladrar con los perros ni rendirme ante los ven desproporcionados, los que te acarician los lóbulos de las orejas para recordarte que sí, es cierto, él es más fuerte que tú y a ti te van los macarras sensiblones que se visten de vaquero. 

De vaquero no tengo ninguna prenda de ropa interior. No le he encontrado jamás la utilidad, pero bueno.

No te espero más, en este punto me he quedado sin tabaco y sin infancia. Porque de mayor he aprendido que las esperas fomentan el tabaquismo, que escribes más mal que de costumbre y que todo puede trasguedirse hasta convertirlo en onomatopeya. Por eso lo expreso con decisión. Con ropa interior Cacharel en color burdeos, a ver si se me animo. Que se jodan las niñas estúpidas que se visten de rosa. Y la vecina ruidosa. 

1 comentario:

  1. Y los niños que perseguían a las niñas de bragas de Hombres G... qué tipo de calzoncillos llevaban???? jajajaja.

    Es diver este texto. Yo también era de las que odiaban a las niñas de bragas blancas, si te fijas eran las empollonas. Pero recuerdo que yo tenía unas de fresitas que me encantaban! Ai Dios! Yo era también idiota!!!!

    Las fotos muy chulis. Sí, Compilatio, yo tb entiendo que las bragas son los libros que se leían en la infancia. Esta mujer es así de metafórica! jajajaja.

    Quién te pone la mano en el culo???? Quien te dice "ven"? Pues por lo visto lo lleva claro! Claro, seguro que no lee y es de los que prefieren mirar las portadas y hacerse interesante transportando libros...!!! No!!!! Umberto Eco y Estética medieval caraio! Que el Aeropagita enseña cosas interesantes sobre cómo decorar iglesias y no como decorar camas ni existencias!!! A que sí???

    Chica, es que es lo que tiene ser tan estupenda... que hasta tus sujetadores son conjuntables con el dormitorio y con las samarretas de quien te acompaña! (Serán gilipollas... a ti!!! Nada menos que a ti!!! Yo Te secundo: yo tampoco entiendo a la Humanidad).

    Y sí, preciosos labios... tienes un perfil muy sexy, eh?

    Un besito sobre "Luces de Bohemia", vale?

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