Diseccionando brotes para evitar que salgan las malas hierbas. Me traslado de paralelo y me vuelvo Tailandesa para ahogarme tras un ciclón. Y dejo de comer porque mi paladar cada día es más selectivo y miedoso.
Acariciando comas y deseando puntos y aparte que me obligo a evitar porque no puedo permitirme dejar otra cosa a medias. Como el sueño o las oraciones condicionales que tarde o temprano analizaré sintácticamente para convencerme. No tengo ganas de seguir, ni de adelgazar mentalmente, ni siquiera de decidir cuál es el color perfecto. La iniciativa más pura se da golpes como una niña de camisón blanco contra el muro de cristal, como si fuese un helicóptero teledirigido que yo gobierno desde cualquier mirador de montaña.
Por lo visto estoy sola, temblando, aguantando una botella de vino René Barbier por si acaso brindamos y nos emborrachamos como siempre. En el ecuador de una decisión, oscilando como las barcas de remo de los lagos cuando los monstruos se despiertan y se desperezan. No me apetece escribir ni seguir dando excusas ni explicaciones.
En un hotel de dos estrellas de un pueblo sin farolas ni nombres en las calles. En un cuerpo que conoces y cada día desconoces si sabes que no eres la única que lo recuerda porque te lo deforman. Un matrimonio, o dos, y 300 hijos bastardos. Frunciendo el ceño en tu intento desesperado de matar todas las hormonas que puedas para que un feriante te de el peluche que te joderá llevar el resto de la noche. Definiéndote entre los cuentos, los nombres de los barrios bajos y los santos mártires reconocidos por el Vaticano. Siendo héroe, tirano y víctima. Y dejando de hablar del tema, ilusionada con los designios del destino con marca registrada en tu pupila más incisiva o variante.
Comiendo pipas y vestida de blanco en una curva de comarcal para ver si así consigues que al menos alguien te recuerde vestida y con la voz de gala haciendo cosas diferentes. Intentando entender teoremas y probabilidades, sacando punta al lápiz por si tal vez debas apuntar algo.
En ese bar las cosas no son tan fáciles, me babosean los rizos con aliento de fracaso y acabaré siendo muy borde. Deletreando I-N-S-E-G-U-R-I-D-A-D y diciendo Te Aborrezco en bajito para que se enteren pocos. Pero con gracia, para reírte del ridículo que supone estar siempre esperando un orgasmo.
Mirando a la gente como si fuese una vendedora de detergentes.
Algún día le preguntaré a un cazador de caimanes por qué existen los amantes de tiro al pichón y los gigolós que en vez de decirte Hola para conocerte te explican, como si te interesara, cómo manipulan su egoismo.
Pensando en lo que los demás piensan de ti, comparándote, en el fondo, con las más estúpidas y las que jamás sabrán decir Te Quiero con un movimiento de dedo gordo del pie. Arrastrándome por la hierba para encontrar la flor y sentirme sucia y de otro mundo cuando los paisajes de Constable me decoran la melena y la consigo.
Con píldoras en el bolsillo, trocitos de madera en los dientes y un booggie-booggie neoplástico que te marca el ritmo y te distancia del perenne quedar bien de los más superficiales.
Desatornillando pestillos para que se de cuenta de una puta vez de que las puertas están abiertas.
Cuando estoy en ese bosque siento ganas de desnudarme y jugar al escondite como si el vacío fuese un cuadro de Rousseau en verde y negro. Como en un Déjeuner sus l'Herbe, pero sin hombres. Y no lo he hecho desde entonces porque me subiría la lívido y nadie me acompañaría al robledal para echar un polvo con acento celtívero-bretón. Los de pinos no me sirven, soy alérgica y para malfollar diez minutos me quedo en casa.
Imaginando que me dan una respuesta a una petición y a una pregunta que todavía no he hecho. Dando pasitos sin gravedad por el alféizar de la ventana o asomando la cabeza por un barranco con nombre de hada fea sin alas que desde siempre me ha asustado por su eco.
Resumiendo en exclamación!!!!!!! el por qué si tienes alas te obligan a volar cuando prefieres ir caminando.
Muriéndote de ganas de asesinar una muñeca para no pasarte las noches abrazándola como si tal cosa, con las tijeras grandes de un pack de tres de Ikea que, tras el crimen y sucias de espuma de poliéster, usarías para cortarte las esperanzas que se acumulan tras un día de lluvia, en el bolsillo del chubasquero si Sabes lo que hiciste, aún, el último verano.
Sacando fuerzas para poder escribir lo que soy y descubrir cómo me tratan o me tratarían a las cinco de la tarde, con sabor a café y sin la mirada mirando a otro lado si me molestan los rumores.
Acariciando los dos puntos y dando saltitos de pulga en tres puntos suspendidos mientras me aplaude el público de cucarachas, ansiosas ya de cantar a Pavarotti tras mi sublime acrobacia.
Y se acaba la función con mi silencio. Porque FUMAR MATA a cualquier raza del mundo y en cualquier Agencia Matrimonial Homologada."
Siempre habrá alguien dispuesto a darte furgo, te lo aseguro.
ResponderEliminarTot bé? Que ya he vuelto!!! A ver qué me cuenta el pajarito... jajajaja. Te leo, nos vemos y te regalo un libro que te he traído ok? Va, va, yaaaaa...
(Primero te leo en todos los frentes, para no llegar demasiado despistado... jajajaja)
Interessant, diferent, curiós.
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