lunes, 22 de julio de 2024

Dalla (leucociti e fotoni)

 

Para culminar la noche, tú y yo ya no estamos en ese quién eres que ya se conoce. Nos volvemos a encontrar en ese recuerdo minúsculo que vibra y reluce, que se expone como en un relicario, que lubrica las más impensables imperfecciones y jamás se pierde.

Me cabe siempre en la arruga molecular o en el olor a mano usada para hacer milagros.

En esa bocacalle, un ángel ceroferario de preciosos ojos me salva del silencio del alba cuando nadie más puede, con las chispitas de su vela.

Ningún otro verbo ocupa su sacro espacio. Son recuerdos de mercurio, vibraciones musculares, antorchas encendidas que tintinean.

Siempre desde la puerta, le pido que pase y se quede y se deslice. Y me ensancho, le acomodo y alargo mis grutas y en ellas le dedico altares rojos que alumbro con luces estroboscópicas.

Culmina la noche desde el éxodo futurista de la luz que arremolina los fotones alrededor de las farolas y seguimos ahí, tan cerca y tan lejos, que ninguna reacción química puede avergonzarnos.

Y con la noche iluminada, con esa certeza del sí, con la veracidad de la bombilla encendida, cuando todos se callan, le adoro. Y lo hago desde la luz de neón, desde la sombra de los cuerpos maduros proyectándose hacia el vértice del triángulo, desde los puentes iluminados con destellos amarillos que unen a los viandantes y a su efervescencia.

Desde el fulgor de su nimbo, me invita a desafiar al Sol.

lunes, 2 de octubre de 2023

Se lo pedí abierta a medias, casi como si le cantara un soul (Senza ubicazione definitiva)

 

La noche tan vacía como un biorritmo básico

tan estrujada que hace escocer todas las articulaciones.

Como disfrutan del amor los amantes.


Yo, en cambio,

le amé luz de farol,

anhelante,

insuficiente para dos.

Le sobreviví otra víspera arrastrándole por mis ojos.

Él aportó el grano de arena,

la adicción,

el estremecimiento de la mucosa al contacto con la sal.

Para cuando su palabra se hace voz,

acumular vasos en los pies de la columna,

cuadernos abandonados,

saliva amical.

Devastada la Y copulativa

meterle en mi ternura muda

haciéndonos los muertos en el río

hasta que sea insoportable el roce de la piel.


Aunque nos arrodillásemos de vez en cuando

frente a la madera del árbol

que alarga las catedrales

de principio a fin.


Se lo pedí ofreciéndole el vellocino de oro

y un olor delicado de cada noche

justo donde se cruzan los cuerpos

y las ípsilon son matrices madurísimas

en las que burbujea la sangre de la diosa.

Se lo pedí abierta a medias,

casi como si se le cantara un soul.


Y a golpes secos me lo juró.

Salió de mi dejando dentro una espiral


Desde el dedito sonrosado

a la extenuación aún no resuelta

o quererse con el ojo marrón.

(hombre estepario, mujer de esferas).

Desde el TÚ como posesivo

al amplexo más desquiciado

-allí soy capaz de crear paradigmas complejos,

peripecias,

litografías,

espasmos pubococcígeos, 

virginidad en las manos-.

Sobre mi patria agitada

todo fecunda y vive cien años

acurrucado

en este jardín

en una colcha florida

en la certeza del amor.


Era erótica y poderosa

y por sus brazos se desliza

traspasándose la luz del alba

un poco rota.

Alargada la jota del nombre, 

hincada ya en la víscera principal,

no he vuelto para olvidarte

sino porque he estado muy callada

en este deambular de dioses obscenos

por mis ensueños,

por mis muslos,

por mis versos.


Júrame que ya no sentiremos más el escrúpulo

en el peor momento de las Guerras Médicas

o rodeados de esquinas.

Espérate para llamarme cariño, por lo menos,

hasta que deje de temblar. 




viernes, 29 de septiembre de 2023

... si revive la sustancia vieja ( ... )

 

Pobre de palabras; se superponen las frases y crean cruces: 

el llanto que se escucha

si su beso me extingue.

Elijo desaparecer en el hambre de las calles rugosas,

la caída de la bolsa

el repiqueteo de la campana.

Todo acaba reflejándose en esos ojos mágicos:

las fechas,

la parábola del hijo pródigo,

el terremoto de 2009.

Todo.

Los hombres son efímeros en la noche

como niños aburridos de cenar pan con miel.

Se muestran en los templos de los mmmmmm

sus falos encendidos

como en uno de esos mapas de ubicación a tiempo real

hasta que dejan de brillarles los ojos

y tiritan

y se apagan

y ya no se ven.

Se repite este tiempo-templo

y, de golpe, es otoño de nuevo,

de madera, de prosa chupada.

Episodio IV:

aquí vivió Bernini,

donde le construiré el tálamo, la tumba.

Se le suman las caricias,

más heridas,

más cerca,

más fuerte,

más calles quietas.

Mi puerta de hoy es como mi garganta antigua.

Mi habitación, el último trago de licor del gusano

que vuelve a minar con pasillos el subsuelo

sobre el que se retuercen dos penínsulas.

Esa mirada,

ese puente de cristal entre los vetados duelos,

tan débil,

sujetada por alas de cuervos.


Aún no he aprendido a morirme como debería

a olvidarme del cuaderno abierto

a no sobresaltarme con la estridencia del sonido del timbre

o a hacerle caso a este maldito reloj de huesos.


Y es que del ya sólo me queda me cago en Dios,

el callo de la mano,

la letanía de la gaviota.

El beso con los ojos cerrados, las preces al Dios del Quiero más, columnas y obeliscos, lo que sea, cualquier cosa que de deslice por las piernas. El brindis por el He vuelto, griterío sobre la piel panacea

si revive la sustancia vieja.

Cuando Catulo confesaba a Lesbia sus erecciones

y, como nosotros,

se emborrachaba de bocas de fuego

y de un yo con forma de grifo

que se estira sobre el barro

y observa el gemido y lo toca

Schhhh ferma, non ancora

en la noche que aún no es tan tarde.


(Un mááááás  alongado

que se despliega y transporta la sangre 

al centro

rima pudenda

y vuelve a dejarme anche a me piace da morire

sola,

avalancha,

Joder!

ave renacida,

poeta).



domingo, 24 de septiembre de 2023

A cuerpos mundanos y nuestros ( Come chi finisce la sera con qualcuno che hai appena conosciuto in discoteca nel 2023)

                                                        
Me abrazas y me rodeas entera con tus raíces más viejas al decirme Hola.

En tu voz, siempre desde tu voz, desde el carraspeo en la garganta porque de los nervios la tienes seca. Desde ahí, desde la palabrita pronunciada, esparces las esporas con las de repueblas de frenesí mi tierra esponjosa.

Tu boca, cavidad deliciosa, armario de texturas que son de carne sanguinolenta. En esa boca reposan los lares y los cuervos. Mi aliento. En esa boca está todo lo que me sacia.

En tu cuello me recreo. En la naturalidad de lamer con devoción cualquier templo.

Sueño tus manos ásperas, el choque de dientes, la sed del después de 5 o 6 horas de dale que te pego. El roce de la punta de mi lengua con tu lengua; el aliento que hierve sobre el seno, mi sexo que exhorta ser apaciguado por todos los síes de tu idioma.

Tu cuerpo es un compendio de todas las ciudades que conozco con la boca llena. En la parte más céntrica de esta urbe, me sacio de su libidinosidad y de su tráfico. De ti, de mi, de sus fuentes y de las ventanas entreabiertas. 

...

Conseguiremos que los demás nos miren con asco. Como se mira a los exhibicionistas o como a dos enfermos.

... 

Yo prefiero hacerme un favor a hacerme clecas, meterme en follones auto emocionales, bajar el listón, largarme, pelearme conmigo misma por haberme dejado llevar por la ilusión. No puedo disimular cómo de perraca me pongo cuando me chuleas. Cómo me desilusionas. 

Si era evidente que yo ya me habría abalanzado sobre ti en la segunda copa. Antes, creo que al llegar al bar. En realidad, de camino hacia el bar. Puede que durante el abrazo al saludarnos. Bueno, vale, justo cuando bajaste excitadísimo del tram. 

Reinventar la norma, el desgarro de la carne y del amor. Tu piel de antaño sigue siendo suave, quiere ser adorada otra vez. 

Pero elije tú cuál de los polvos nocturnos prefieres. Decídete entre mi círculo o la raya. 

...

Todos los caminos de Roma nos llevan a una cama de Monti.

A las raíces nuevas que buscan lugares seguros a los que agarrarse.

Y yo creo que entramos ya desnudos en esa habitación (en esa habitación y en ese cuerpo también está todo lo que me hace falta)

y tú aún me molas demasiado.

...

Algo espeso me inunda la garganta. 

Oigo tu goteo sutil, el gemido lúbrico de todas tus larvas.

Te bebo gato callejero. Te bebo incitación. Te bebo como a una palabra malsonante. Te bebo apóstrofe y adorado.     

Quiero tu cuerpo inflamado, lo quiero rabioso y muy fuerte. Lo quiero ya.

Me devuelves los rizos con cada empujón. Devuélveme también la vergüenza. La pelle di pecora. Devuélveme otra vez a los 40. 

...

Cuándo siento no haberte podido verte así desde entonces, no habernos remeneado aún los olores básicos y ni haber acabado antes apestando a cuerpos mundanos y nuestros!

Otra columna. Me señalas. Qué más da si soy más mujer, si me comporto como la más dócil de los dos, si somos 2 o 3. Qué más da si soy amante o amada, si la fácil o si me faltas al respeto metiéndote perico. Da igual si nunca te he deseado tanto como ahora.

Si yo sólo soy la extranjera loca que a veces escribe, miente sobre ti o te imagina. La que podría ser mucho más feliz viéndote a escondidas. La excesiva. La dulce. La importante. Esa descarada que edifica veladas inolvidables sobre tu cuerpo como en un andamio efímero y siempre se marcha.

...

Respeta mi imaginación como yo respeto tu verborrea. Y mira que me esfuerzo en ser suave, eh? pero es que siento tanta piel que me vengo arriba y que sea lo que Dios quiera de este vicio de carne que constantemente pide juerga. No puedo ser tan medida con alguien que se desnuda yendo ya puesto.

...

Híncame tus números romanos, tantos como me quepan en el cuerpo. Todas las capitales delle targhe stradale de Cavour. Amordázame con los cables de la Alta Tensión de Via Liberiana. 

Yo que quería besarte y besarte hasta reventarte el cinturón, hasta arrancarte el bolsillo del culo del vaquero o dejarte sin cremallera; que llegué convencida de que te acariciaría las liebres que corretean por tu torso haciéndose las tiernas; que pretendía amarte con la dulzura de los labios de todos los cuerpos que cupiesen en nuestra noche esperada y hasta las conjugaciones planetarias; tirarme a la piscina de los decenios vacíos de mandíbulas apretadas sin desperdiciar ni un año ni un miedo;  te besaré esta noche a lo guarro y con el desapego de quien besa a cualquier ligue de discoteca. 

Sicalíptico y tierno, obscena y manejable. Cachondísimos y ansiosos. Barriobajeros.

Pero sí, un poco como si aún no fuéramos del todo colegas.

Joder, y te quiero.  

...

Déjame, por lo menos, despojarte el pecho del repicar de los tambores de guerra etruscos y que haga lo que pueda con tus hojas secas. Déjame que te quite los restos de farla con mis besos.

Y es que es evidente que mi noche sigue siendo de tu talla, de tu mismo calor, que tu musculatura es tan fuerte como la fuerza de mis veladas. Que resistimos de la misma manera le ore piccole. Con la misma lujuria en las piernas y en el sarro o la misma ansiedad de consumirnos desde muy muy profundo, tantas veces como resistamos.

...   

Qué pena que tus ansias fuesen más químicas y más histéricas que mis instintos generosos. Qué puta pena. 

Lo que más te jode de mi -y a la vez es lo que más disfrutas- es que deseo que me ames de la forma más desesperada sin tener que ir contigo a cenar, presentarme a los colegas o alargar un romance yendo al cine. 

Sé que una de las cosas que te ponen más de mi -y que a la vez, entristece- es que cualquier día puedo desaparecer sin dejar rastro. 

...

En tu eterna ciudad, todo empieza a desmadrarse tras el segundo lingotazo. Cuando sin querer te rozan un seno y se abre la veda. 

Si me largo del bar y mi ausencia te destruye algo que ni tú sabes explicar pero que te acojona. 


Vas a pensar mucho en mi desde ayer.

Vas a pensar en mi incluso mucho después de mi. 

Incluso cuando vayas tan puesto que ni recuerdes mi nombre.

Cada vez que pases por esa acera. 

Vas a extrañar siempre la pureza con la que mi libido te esperó, intacta e inmarcesible en mis dedos, desde hace tantos textos


---> As Edgar Allan Poe said: "A Dream within a dream?"

en castellanoen català e pure in italiano.



domingo, 16 de julio de 2023

El lobo feroz y la hostalera (Cancioncilla Veloz). Dal wordpress, dalla magia delle birre che cadono sui petti degli sconosciuti provocando una meravigliosa reazione a catena






Asalta la casualidad y la muy puta le sonroja
en la primeras noches de cervezas sueltas.
Sin saber de sus existencias.
Sin ni siquiera haber escuchado jamás el rechinar de unas rodillas
cuando se rozan al sentarse juntitas en la escalera de una fuente.
El jodido azar que enternece el alma de cualquier manera.
.
Remienda el estruendo desempolvándole del hastío
las gotitas nuevas que bailan rock and roll sobre su pecho.
Bailando, me paso el día bailando. -Lo que sea-.
Y la  novicia, dicharachera y despreocupada,
se desprende así de la culpabilidad y de la vergüenza.
.
No creía ya en cuentos cuando vio por el rabillo del ojo al lobo feroz
(al hombre escuálido que parecía estar construido de estacas de roble)
que custodiaba el muro de las lamentaciones,
más a la izquierda que a la derecha.
.
Todo por vestirse de rojo y reírse de las risas que
-y solo a veces- provocan la embriaguez y la geografía.
Él miraba, y ya no sabía desde qué ángulo miraba
a la nueva tabernera que, dejándose seducir por los hombres dispuestos,
le sirvió la lluvia destilada, contoneando las caderas.
.
Come ti chiami no es una buena manera para inaugurar un prólogo.
No eres tú el chico de los pantalones Wrangler ni yo la gitana hechicera.
– No me mires irado, desconocido, que soy la recién llegada
que va a hacerte crecer con el licor de sus botellas.
.
Viajera –le dice-.
Y así compartieron la benevolencia de una pared
sobre la que él apoyaba su existencia en el mundo
y las trescientas dudas
sobre dónde coño está el verdadero sabor de la tierra.
.
Y ni siquiera le pidió razones
cuando esa Cenicienta le limpió pizpireta
los restos del jolgorio y decoró con chan chan la algarabía.
La miró de arriba abajo y le guiñó un ojo.
El lobo feroz contaba los rizos de su nueva presa.
.
Escondió las garras en los bolsillos –avergonzado de su placer-.
Porque la recién llegada no entiende todavía de plegarias
ni pide perdón con gesto de beata cuando camina con paso vigoroso
contenido en unos pantalones muy estrechos.
.
La novedad impregna los cigarros españoles
y rechinan las baldosas cuando se apagan con el pie las colillas.
Se le agrietan los vítreos con el vibrar del cortile
a cada uno de sus pasos mediterráneos.
.
Cuando quieras te tiro por encima otra copa –responde ella-
Pensando para sus adentros a cuántas personas habrá unido su torpeza.
En las pupilas perplejas del que asiente -sin entender nada-
se reflejan la silueta de los amantes, de la sed impredecible y la gracia de la hostelera.
.
Y rieron, quién sabe por qué,
con una de esas risas literarias que -según dicen-
exacerban los destinos de los solteros.
.
Con una sonrisa pequeña y la melena empapada,
la pizpireta doncella de cabellera florida
le tiró un besito adorable
y, de puntillas, se perdió entre el gentío.
.
– Quando ti rivedrò, mora mia?
.
En cualquier calle de la ciudad se contienen, muy apretujaditas,
las anécdotas de cien mil transeúntes. Escribió en
un papel su número
y prometió,
sincero, que la llamaría.